miércoles, 23 de octubre de 2013

Emerson. José Martí



Ensayo La opinión Nacional, 19 de mayo de 1882.
Emerson. José Martí

Vuela muy alto nuestro grandilocuente José Martí y en su ensayo a Emerson nos muestra su altura infinita. Vehemente y sensible, la fluidez de sus palabras nos hacen soñar despierto y la lírica imagen de quien es luz en su pensamiento, merodea entre nosotros como un ángel maravilloso trasladado en un tiempo que no muere.

Todo cubano debería quitarse el sombrero y llenarlo con un poco de su verso y su prosa, llevando consigo, el adjetivo humilde del que tanto necesita la humanidad.

Su incansable pluma madura y el juicio certero de hombre culto y libre, irradia admiración y respeto en tiempos de lobos. En oda a Emerson, se impregna el alma de quien consume en éxtasis, sin puntos y aparte, un canto martiano que muestra nuestro vino desamargado, que sigue siendo nuestro vino. Con Nuestra América omnipresente, no lo adula, reconoce al hombre de Harvard que se extendió más allá de su tiempo. Resume el legado del sabio trancendentalista (1) que desde su fe en Dios, sugirió que la verdad podía ser experimentada por el hombre de manera directa y en franca disertación con la naturaleza.

Como el maestro que es, su sabiduría es la sabia echada a correr por las venas del lector, que por curioso y ávido, queda prendido de sus imágenes poéticas, con cadencia contagiosa y portentoso ritmo atrapante. Su propia visión del mundo, se funde en el justo reconocimiento al ídolo que se retira al descanso, dejando huellas inconfundibles de ética y estética (2) . Su visión de la vida y la muerte se explican por si solas. No les teme, porque sabe que obra bien, porque sabe, que "honrar, honra" y nos enseña: "La muerte de un justo es una fiesta, en que la tierra toda se sienta a ver cómo se abre el cielo.”

Emerson sigue vivo. Martí vehiculiza a través de su muerte una necesaria pausa que exhorta a devorar la rica obra de Emerson para entenderle mejor. Devela la sacudida que reciben aquellos que fueron incapaces de comprenderlo en vida (3) , funda el tránsito a la eternización que por derecho propio recibe el silente austero y callado. Vuelve tintero su pupila y tinta sus lágrimas.

Su pluma es fusta que golpea resueltamente sobre papel de fuego domado con ternura y sensatez. Deja, como siempre y por siempre, su huella de hombre sincero, de donde crece la palma. Siente dolor, agradece sus enseñanzas, admira su figura endeble y su cerebro robusto, lo resucita y eterniza exaltando la nobleza de su alma.

Pero no es solo él quien le admira. Sabe que Carlyle (4) debió quedar muy impresionado cuando al preguntarle a Emerson, de dónde venía, serenamente le respondió: –Vengo de la vida. Whitman (5) , Estedman (6) y Alcott (7) también dejaron constancia de su grandeza.

Martí lo hace hombre y lo vuelve divino, agradece su existencia, lo ve árbol, montaña, tierra, río, aire, mar de espuma.
Dolor y deleite, navaja afilada son sus palabras para quienes no reconocen la altura infinita del hombre libre de prejuicios, fiel a sus principios. Martí se siente Emerson, Emerson está en Martí que lo admira en su real dimensión de individuo libre, con lenguaje auténtico.

Un paralelismo sin par se nos presenta entre estos dos grandes hombres. No hay tiempo para lamentaciones, sobran razones para dar gracias a la naturaleza por recibir un hijo que le pertenece y por darnos mas que un hermano, un padre.

Martí se confiesa humano, amante de la riqueza que la tierra y el universo pone a nuestro alcance. Cohabitamos en su magistral síntesis con el puro placer que nos ensalza con la naturaleza misma y experimentamos un sentimiento hasta entonces desconocido, que nos carga de brazos, junto a lo más puro de su sentimiento naturalista. He ahí una importante enseñanza: Arte soy entre las artes y en los montes, monte soy.

Nada es más contemporáneo en su anchuroso pensamiento, que colisiona contra cualquier hombre – abundante en nuestro tiempo - incapaz de reparar en su probable papel de sepulturero de civilizaciones, que apuesta a dominarlo todo fustigando y flagelando lo que toca con su mano, sin advertir, su pueril inocencia que le provee de una vista muy corta y que no repara en la finitud de los recursos que hoy dispone, proyectándolo temerosamente a su autodestrucción.

No podría llamársele de otra manera a su espléndida disertación sobre las ciencias cuando escribe:

"Las ciencias confirman lo que el espíritu posee: la analogía de todas las fuerzas de la naturaleza: la semejanza de todos los seres vivos; la igualdad de la composición de todos los elementos del Universo; la soberanía del hombre, de quien no se conocen superiores... "

Su abarcadora concepción de las ciencias, nos ayuda a comprenderla transmitiéndonos un sentimiento profundamente humanista, vinculando el espíritu del hombre, en su esfuerzo por entender la naturaleza mediante una realidad que es concreta y objetiva, mostrándonos el Universo como un todo, complejo e interactivo, suma de lo particular y de lo general, exaltando el papel del hombre en su empeño como ser superior, dotado de inteligencia para emanciparse a través del conocimiento y declara:

"El espíritu, sumergido en lo abstracto, ve el conjunto; la ciencia, insecteando por lo concreto, no ve más que el detalle..."

Nuestro auténtico bardo, sin duda alguna, es una de las figuras más relevantes de nuestro país, de América y del mundo, en su corta pero prolífera vida, probablemente no exista un tema del que no haya escrito.

En particular sobre las ciencias, en carta a la niña María Mantilla también expresó:
"Leo pocos versos, porque casi todos son artificiales o exagerados, y dicen en lengua forzada falsos sentimientos o sentimientos sin fuerza ni honradez, mal copiados de los que los sintieron de verdad. Donde yo encuentro poesía mayor es en los libros de ciencia..."

Sin dudas al hablar de nuestro grandioso José Martí podemos construir su figura en analogía con el verbo hermoso, como él mismo escribiera en la Revista Universal, de México el 21 de septiembre de 1875: "... la poesía es el ejercicio de la Imaginación".


1. Bajo el influjo de Carlyle, Emerson defendió la teoría trascendentalista, que sostiene que la esencia de las cosas se logra mediante un proceso de contemplación, intuición y éxtasis.

2. La presencia de Emerson inunda otros textos Martianos en 1882: a través del símbolo infantil en Ismaelillo y como figura magnificada conjurada desde la trasvida en El poema del Niágara. Martí, desde su inicio ejecuta la composición de este ensayo encabalgado en el impulso imaginativo descrito por Emerson en su ensayo Poetry and imagination

3. Emerson descreyó de los milagros bíblicos y proclamó que, mientras
Jesús fue un gran hombre, no fue Dios: la cristiandad histórica, dijo, convirtió a Jesús en un “semidiós, como los Orientales o los Griegos describieron a Osiris o Apolo.” Sus comentarios enfurecieron al establishment y la comunidad Protestante. Por esto, fue denunciado como un ateo y un envenenador de las mentes de los jóvenes. A pesar de las duras críticas, no dio respuestas, dejando en otros la tarea de defenderlo. No fue invitado a Harvard para otro acto oratorio por treinta años.

4. Thomas Carlyle (1785-1891) Historiador y ensayista Inglés con quien Emerson se entrevistó en su primer viaje a Inglaterra. LA obra que lo consagra como historiador es History of the French Revolution. Cuyo Volumen II fue leído y anotado por Martí. Mientras que la admiración que promueve Emerson por los hombres insignes es democrática, la de Carlyle es autoritaria, presuponiendo la veneración por parte de los discípulos. 

5. Entre 1815 y 1836, surge en Nueva Inglaterra, el trascendentalismo, corriente filosófica que hallaría en Emerson su más eminente difusor; influencia de la que no escapa la obra de Whitman. 

6. Martí lo cataloga "como crítico bueno", no solo en este ensayo, tambi{en hace referencia en estos términos en Cartas a Bartolomé Mitre y Vedia fechada en New York, el 19 de diciembre
de 1882
 
7. Amos Bronson Alcott (Wolcott, 1799 - Boston 1888). Pedagogo y escritor estadounidense

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