miércoles, 11 de abril de 2018

Irrespeto inaceptable

 
No ha bastado a los enemigos de este proyecto social humanitario fundado en Cuba en 1959 con descontextualizar a nuestro José Martí,

Desde la mal llamada emisora radial que pretendió apoderarse de su nombre y supuestamente en su nombre, augüir con falsas interpretaciones de su pensamiento la realidad cubana, ahora, usa como recurso la más burda de las ofensas, como si la generación que luchó y venció inspirado en su ejemplo de hombre cabal y justo en todo el significado de la palabra, no tuviera en las actuales circunstancias de burdísimo asedio, un solo cubano digno capaz de continuar el camino que nos enseñó a andar, con desaciertos sí, pero con muchos aciertos sobre todo en materia de inserción social y de beneficio a las mayorías, incluyendo a esos que hoy se muestran irreverentes irrespetuosos y que dicen sentirse incomprendidos.

La verdad siempre será relativa, y como todo lo humanamente construido por nuestras mentes cada verdad lleva ineludiblemente la impronta de quien la defiende. Pero ¡Atención!, La verdad de las mayorías que entienden el significado de la vida y obra de José Martí supera por miles y hasta por millones la ¨verdad¨ de  quienes utilizan su trascendental figura para encontrar eco en todo lo que huela a odio contra este país que no ha dejado de ser asediado por más de medio siglo porque simplemente no se resignó a seguir el dictado de las minorías que no han desistido ni desistirán en retomar  el poder que le arrebataron los negros, los campesinos, los obreros, los estudiantes y el pueblo constituido en mayoría y definido por Fidel en su alegato conocido como ¨La Historia me absorberá¨

¿De qué diálogo se habla cuando no existe un solo motivo para ello?

¿Qué es lo que hay que comprender?

¿A la tolerancia de quién se apela y en qué condiciones se exige que se escuche la irreverencia y se tolere el irrespeto?

¿Dónde queda la vergüenza de quienes ofenden al padre de esta nación?

¿En nombre de qué y de quién se lacera, se descontextualiza y se difama?

No hay en uno solo de sus textos de José Martí palabra ofensiva a sus enemigos más acérrimos.

El propio Martí expresó: ¨Lo innecesario de la ofensa la hace más abominable¨  ¨…el respeto a lo que lo merece honra al que sabe respetar¨

¨Ni hay hombres más dignos de respeto que los que no se avergüenzan de haber defendido la patria con honor: ni sujetos más despreciables que los que se valen de las convulsiones públicas para servir, como coqueta, su fama personal o adelantar, como jugadores, su interés privado.

La patria necesita sacrificios. Es ara y no pedestal. Se la sirve, pero no se la toma para servirse de ella.¨

¿Cuál es el sacrificio que han hecho quienes le ofenden?

viernes, 1 de abril de 2016

Lugar de La Familia en el Sistema Político



Las relaciones políticas forman parte de todas las relaciones sociales; la propia inclusión de la sociedad como parte de las relaciones políticas hace su estudio difícil y complejo dado que existe una convergencia entre múltiples factores que convierten a la política en un proceso pluridimensional y multifactorial.
Una de las características que tienen los estudios sobre las relaciones políticas es que el  sujeto de la Investigación forma parte del objeto investigado, esto significa en primer lugar, que son los propios sujetos lo que abordan el conocimiento, por tanto,  el análisis de las causas de cualquier fenómeno tiene puntos de vistas diferentes que dependen de la cosmovisión de quien realiza el estudio. Cada individuo se apropia de una manera particular de todo cuanto ocurre en su entorno siendo la subjetividad un elemento importante que los enriquece  de manera constante.
Las relaciones políticas se insertan en toda la trama de la sociedad y no se dan de manera aislada. Uno de los temas tratados dentro de esta complejidad se refiere precisamente al papel que ocupa  la Familia dentro del Sistema Político.
Bobbio detecta dos modelos en el desarrollo de la literatura a partir de una sistematización (clásico o tradicionalista aristotélico y el iusnaturalista de Hobbes) donde explica el lugar de la Familia en el origen del Estado y como se transita de la familia al Estado.
‟…La diferencia está en que mientras societas civilis del modelo aristotélico siempre es una sociedad natural, en cuanto corresponde perfectamente a la naturaleza social del hombre (πολιτιχον ζωον), la misma societas civilis del modelo hobbesiano, ya que es la antítesis del estado de naturaleza y está constituida por un acuerdo de los individuos que deciden salir del estado de naturaleza, es una sociedad instituida o artificial (el homo artificialis o la machina machinarum de Hobbes)…” ( Bobbio, 2000)
En el modelo aristotélico se tiene como base el binomio Familia-Estado, en el cual lo natural es quien determina el consenso, el Estado tiene su origen en la familia a partir de un  desarrollo natural dado a partir de su incremento paulatino. El estado surge como por necesidad de regular y normal la actividad social, por tanto para Aristóteles la evolución de las ciudades-estado tiene su génesis en la satisfacción de necesidades vitales de la familia que se van transformando hasta la conformación del Estado.
Este modelo Familia – Estado,  se modifica con el ascenso de la burguesía en la modernidad. A partir de la modernidad, el ascenso de la burguesía y su consolidación en el poder político se comienza a cuestionar el modelo de familia, el llamado modelo iusnaturalista.
En el modelo iusnaturalista considera el estado de naturaleza y el estado político como una forma de relación de contrariedad contestataria. El  estado de naturaleza es considerado según Hobbes y Locke como el hombre aislado, singularizado y en guerra permanente, un hombre individualizado, cuestión que cambia a partir de la idea de que dentro de las cosas que hay que proteger lo más importante es la propiedad privada, se necesita un algo que los proteja y los organice que viene a ser el estado político, el cual se basa en la aceptación y el consenso a diferencia de Rousseau. 
Hegel tiene  como tesis a la Familia, sin embargo en la antítesis coloca a la Sociedad Civil que niega a la Familia y como síntesis coloca al Estado recuperándola e incluyéndola en él como un Estado ético que abarca a ambos, (Familia y Sociedad Civil).
Marx por su parte produce la inversión metodológica de Hegel y plantea que el factor decisivo de la historia se encuentra en la producción de la vida concebida en la vida inmediata (la propia y la ajena) que incluye la producción de los bienes para subsistir y la procreación para que el ser humano se reproduzca y se perpetúe. Hegel ve el origen de la sociedad en el Estado y Marx ve al Estado como consecuencia de la sociedad civil, lugar donde radica el ser social con toda la actividad material y es este el lugar  que determina la sociedad política
‟ ¿Qué es la sociedad, cualquiera que sea su forma? El producto de la acción recíproca de los hombres. ¿Pueden los hombres elegir libremente esta o aquella forma social? Nada de eso.  A un determinado nivel de desarrollo de las facultades productivas de los hombres, corresponde una determinada forma de comercio y consumo.  A determinadas fases de desarrollo de la producción, del comercio, del consumo, corresponden determinadas formas de constitución social, una determinada organización de la familia, de los estamentos o de las clases; en una palabra, una determinada sociedad civil. A una determinada sociedad civil, corresponde un determinado orden político, que no es más que la expresión oficial de la sociedad civil. ” (Marx, 1846)
La inclusión de la familia en la sociedad civil adquiere singular importancia,  dado el papel que esta ocupa dentro del sistema político.
Para hablar del lugar que ésta ocupa en el sistema político deben tenerse en cuenta tres aspectos; su carácter histórico; su condicionamiento económico y su carácter estructural.
Existen variadas definiciones del concepto de familia acorde con la doctrina científica, del objetivo que se persiga en el análisis y de otros aspectos según sea el interés, sin embargo la familia puede considerarse como una forma de comunidad-estado que ha atravesado por diferentes etapas históricas lo cual ha determinado diferentes tipos de familias.
En las comunidad primitiva se desarrollaron diferentes tipos de familia; consanguínea, la punalúa y la sindiásmica esta última considerada por Engels como una transición entre la familia grupal y la familia monogámica
La familia sindiásmica. En el régimen de matrimonio por grupos, o quizás antes, formábanse ya parejas conyugales para un tiempo más o menos largo; el hombre tenía una mujer principal (no puede aún decirse que una favorita) entre sus numerosas, y era para ella el esposo principal entre todos los demás… Pero conforme se desarrollaba la gens e iban haciéndose más numerosas las clases de "hermanos" y "hermanas", entre quienes ahora era imposible el matrimonio, esta unión conyugal por parejas, basada en la costumbre, debió ir consolidándose. Aún llevó las cosas más lejos el impulso dado por la gens a la prohibición del matrimonio entre parientes consanguíneos. Así vemos que entre los iroqueses y entre la mayoría de los demás indios del estadio inferior de la barbarie, está prohibido el matrimonio entre todos los parientes que cuenta su sistema, y en éste hay algunos centenares de parentescos diferentes. (Engels, 1884)
La familia monogámica surge por necesidades económicas, ésta se encuentra precedida de la sociedad en clases;  la monogamia guarda por tanto, una estrecha relación con el derecho de herencia de los hijos  lo cual exige que el estricto establecimiento de la paternidad.
Por tanto la familia comienza a tener  un condicionamiento económico que en la actualidad puede observarse en última instancia, esto se debe a las múltiples mediaciones a las cuales se encuentra sujeta y que se vinculan esencialmente con de tipo cultural y que se agudizan en la época contemporánea con la irrupción de los medios de comunicación masiva en la vida de toda la sociedad.
La familia constituye un elemento esencial de la estructura social, en el mantenimiento de su perpetuidad y en la reproducción y socialización de la sociedad. Constituye el eje de la formación de los valores humanos distinguiéndose del resto de los agentes socializadores por el vínculo afectivo, siendo por tanto el lugar donde se desarrollan valores como los patrióticos, los políticos, la identificación con los símbolos patrios,  etc.
Otro papel importante de la familia es  el sustento del vínculo intergeneracional donde se mantienen vivas  las tradiciones políticas y culturales[1], lugar donde se reproducen esos contenidos las tradicionales más representativas  por espacio de varias generaciones.
Un caso singular es el de nuestro país donde puede decirse que con la Revolución cubana nuestra familia sufrió cambios que la llevaron a convertirse en  una ¨Familia  transicional¨, esto se justifica por la propia dinámica del proceso revolucionario que entre otras cuestiones, abrió las puertas en muchos campos que terminaron por incorporar características propias de un medio social a otro, tal ha sido el caso de la transformación de las familias campesinas que han incorporado características propias de familias citadinas, incidiendo de manera notable en sus hábitos y sus costumbres.
La propia dinámica de la modernidad, la influencia de factores externos vinculados a los cambios sociales también han afectado visiblemente a la familia, así por ejemplo encontramos que al comienzo del denominado Período Especial la situación económica redujo casi a un  mínimo antiguas tradiciones como las reuniones familiares, los almuerzos tradicionales con la participación de los miembros de la Familia, entre otras; esa misma situación económica desfavorable se tradujo en la necesidad de buscar el sustento económico y con ello muchos miembros de las Familias comenzaron tener más de un trabajo o comenzaron a trabajar por mayor cantidad de horas, (la actividad por cuenta propia es un buen ejemplo de ello) con lo cual disminuyó el tiempo de intercambio familiar y una apelación a las tecnologías para garantizar la actividad de alimentación o la variante de las llamadas comidas rápidas o de chatarra (Barbero, 2002),  una forma de comportamiento familiar que se parece mucho al propio contexto latinoamericano.
En relación a este tipo de hecho Jesús Martín Barbero refiriéndose al contexto Latinoamericano plantea lo siguiente:
¨Es porque la jornada continua ha hecho imposible para millones de personas almorzar en casa, y porque cada día más mujeres trabajan fuera de ella, y porque los hijos se autonomizan de los padres muy tempranamente, y porque la figura patriarcal se devaluado tanto como se ha valorizado el trabajo de la mujer, que la comida ha dejado de ser un ritual que congrega a la familia, y desimbolizada la comida diaria ha encontrado su forma en el fast-food¨
La Familia es el lugar en el cual se expresan las mismas contradicciones que se dan nivel de toda la sociedad, unas veces más evidentes que otras, en mayor o menor magnitud,  por tanto se puede decir que la familia tiene un lugar esencial dentro Sistema Político, ésta sólo desaparecerá cuando desaparezca la sociedad dividida en clases y la Propiedad Privada.


[1] En Cuba es común encontrar grupos portadores de la cultura popular y tradicional que mantienen vivas sus tradiciones por varias generaciones  mediante un proceso de transmisión oral cuyo eje es la Familia. Los valores transmitidos no se ciñen exclusivamente a tradiciones culturales como bailes, cantos religiosos, comidas etc., sino que se expresan en el reconocimiento de sus raíces en el país de donde provienen  sus antepasados fusionados con las costumbres del país que los acogió por motivos variados. Estos grupos portadores cuya base es la familia, tienen como característica el hecho de que la transmisión de sus saberes ha perdurado por más de 50 años como mínimo. Entre ellos se pueden mencionar: Alborada Musical, Caidije, Gangá de Perico, Kinfuiti, La Cinta Boys, Naggó, Ojún de Gara , Petit Dancé, Pilón del Cauto, Tumba Francesa de Bejuco , Estrellas Campesinas, Lira Tropical, Nengón Kiribá, Bonito Patuá, Gagá Barranca, Ireme, La Gran Familia, Danza Isleña de Pozas, La Pampadour o Santa Catalina de Rissi, La Caridad del Oriente, Tambor Yuka de Barbacoa, y un largo etcétera.

Se consultaron los siguientes trabajos:



Barbero Martín J. La globalización en clave cultural: una mirada latinoamericana. Departamento de Estudios Socioculturales. ITESO, Guadalajara. MÉXICO. 2001
Bobbio N. / Bovero, M. El Carácter del Iusnaturalismo, En: Sociedad y Estado en la Filosofía Moderna. 2002
Bobbio N. ¨ESTADO, GOBIERNO Y SOCIEDAD, Por una teoría general de la política¨ Consultado: 28 de Diciembre de 2016 en:
http://www.pucp.edu.pe/documento/posgrado/estado_gobierno_sociedad_norberto_bobbio.pdf,
Engels F.  ¨El origen de la familia, la propiedad privada y el estado¨,  (1884) II La Familia. Consultado: 28de Diciembre de 2016 en:
 https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/cap2.htm  
Marx C. Carta a Pavel Vasílievich Annenkov.  28 de Diciembre de 1846,  Consultado: 28de Diciembre de 2016 en:
 https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m28-12-46.htm
Notas de Conferencia ¨Papel de  la Familia dentro del Sistema Político¨. DraC. Elsie Plain

Historia y cultura política han de ir juntas



Buena parte de la conceptualización sobre cultura política hace referencia  a la dimensión subjetiva, no obstante a que su ¨salida¨ se materializa en la participación activa de los sujetos.
Por esta razón su definición tiene un carácter sistémico que incluye ambos momentos, el subjetivo, lugar donde se construye el pensamiento acerca de los procesos políticos, y se establecen valoraciones de alto contenido axiológico y el participativo expresado en acciones concretas, es decir en el comportamiento dentro  de la participación activa de los individuos alrededor de la actividad política.En este trabajo pretendemos acercarnos a un aspecto que si bien no es el único que tiene relevancia  en la construcción de la subjetividad en el ámbito de la cultura política, cobra sentido tenerlo en cuenta en el orden formativo de los individuos. Nos referimos al conocimiento de la historia no solo de un fenómeno particular en el ámbito político o de un proceso político en sentido general, sino a aquella historia que culturalmente distingue a cada pueblo, a cada nación, en el entendido de que un profundo conocimiento  de los acontecimientos históricos en ambas líneas – si es que pudieran separarse- crea las bases en los sujetos  para dialogar  con el pasado, el presente y el futuro aportándoles elementos de considerable relevancia que condicionan su actuación política.  

Una aproximación al estado del arte alrededor de la conceptualización sobre lo que es cultura política, nos deja algunas pistas interesantes que pueden llevarnos a establecer un lazo inequívoco de nuestra afirmación acerca del papel del conocimiento de la historia. Así por ejemplo: 

Almond (1963) plantea que ‟…es el patrón de actitudes individuales de orientación con respecto a la política para los miembros de un sistema político. Es al aspecto subjetivo que subyace en la acción política y le otorga significado.” 

Pérez Gómez (2010) la define como: ‟el conjunto de saberes, objetivos, valores y convicciones que en su interacción ordenan y dan significado a un proceso político; abarca los ideales políticos…” La propia autora plantea que…‟la cultura política es un proceso de construcción y deconstrucción de significados y pautas culturales.” 

Rojas nos dice, “...es la apreciación, valoración y realización de las acciones políticas que se manifiestan en la actitud de los diferentes sujetos sociales hacia los mecanismos de poder societal, incluyendo además el contenido y calidad de los valores y tradiciones políticas que regulan la vida en la sociedad.”  

Salabarría “...la interacción sistémica actualizada de los componentes (cognoscitivos, macrovaloraciones políticas, axiológicos, afectivos emocionales y disposiciones comportamentales)….” 

William Roseberry (1989),  entiende la cultura política “como socialmente constituida (es el producto de actividades del presente y del pasado) y socialmente constitutiva (es parte del contexto significativo en el que se desarrollan las actividades).”  

Pye (1974), señala que “[...] una cultura política es, a la vez, el producto de la historia colectiva de un sistema político y las biografías de los miembros de dicha comunidad política” 

Cabrera C. comenta: …parece existir un criterio consensuado por parte de varios autores (Pye, Kavanagh, Landes, entre otros) en cuanto a la relación existente entre lo individual y lo público; sobre algunos de los contenidos de la cultura política y acerca de su génesis, donde la historia, las tradiciones, las creencias, valores, actitudes, sentimientos, etcétera, tanto personales como colectivos, tienen un papel preponderante. 
La cultura política de cada individuo no puede existir si no se vincula al contexto más general en que ella se desarrolla, o sea a la cultura política del grupo, pueblo, o nación en su conjunto 

De acuerdo con lo anterior  este conocimiento no es exclusivamente aquel que se refiere al dominio conceptual de los términos vinculados a la política como ciencia, sino también aquel que le permite al sujeto analizar, valorar, dar significado, construir  y deconstruir hechos, trazar pautas, apreciar, tener en cuenta tradiciones que permitan objetivar sus sentimientos  en el ámbito político materializados en la participación, para lo cual necesita cultivarse en relación a la actividad política.  

La cultura política por tanto se encuentra mediada por el conocimiento de la historia yaciendo como fuente de subjetivación y portadora  de elementos de juicio antes, durante y después del proceso de participación activa de los individuos en la vida política, en este sentido, sirve de guía y a veces condiciona conductas,  modos y grados  de participación dentro de  los procesos político.   

Fung Riverón (2012)  afirmó: ‟Confucio dijo que “para entender el presente y el futuro hay que leer el pasado”, es cierto. Pero leer el pasado de forma completa, no como una narración de anécdotas y hechos, sino cuáles de aquellas cuestiones del pasado pueden trasladarse al presente y al futuro…”[1]

Esa sería entonces una clave.

La obra de Carlos Marx es un ejemplo incuestionable  de cómo comprender fenómenos de índole político a partir de la historia; buena parte de ella estuvo sustentada en hechos históricos concretos; aun cuando no menciona el término cultura política para referirse a las causas de la incorrecta interpretación de las clases sociales en torno a los acontecimientos de su época,  se puede deducir  claramente que  un aspecto esencial en el desenlace fatídico de las revoluciones sociales del siglo XIX fue precisamente la falsa interpretación de la historia, especialmente la vinculada al fenómeno concreto de la época en que se estaban dando los hechos, es decir, la errada traducción de la realidad histórico-social en un contexto donde existía una cultura política cercenada por el desconocimiento; así quedó explicado en  El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte  

“La revolución social del siglo XIX no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado. Las anteriores revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido. La revolución del siglo XIX debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido. Allí, la frase desborda el contenido; aquí, el contenido desborda la frase.”  

Cabe señalar el hecho de como Carlos Marx analizaba la manera en que las revoluciones burguesas estuvieron marcadas por su pasado, y como esas ataduras se tradujeron en limitaciones a la hora de interpretar la esencia de la lucha de clases. Ese desconocimiento  devino en “arenas movedizas” por la ausencia de un elemento básico como la correcta interpretación de la historia en la formación de la conciencia de clases del proletariado, en definitiva, una cultura política debilitada por el desconocimiento del fenómeno social concreto y del significado del momento  histórico pasado, presente y futuro.

Brevísima  reflexión acerca del momento actual en torno a la cultura política 
en Cuba.

El panorama actual no es distinto aun cuando las sociedades han alcanzado un desarrollo inconmensurable en todos los aspectos de la vida social. Los medios de socialización de la cultura política tienden a  alinearse cada vez más   alrededor de las Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones. En principio se recone el papel de la televisión y la radio como medios socializadores por excelencia; sin embargo hoy estos medios confluyen hoy en la gran red de redes (internet), a la cual se tiene acceso no solo desde un computador sino también desde un teléfono móvil. Lo que antes nos acompañaba como medio de socialización solamente en el espacio cerrado de nuestra casa, ahora es parte casi inseparable de nosotros, por lo que la formación de  la cultura política en los individuos se encuentra mediada por un alto cúmulo de informaciones y desinformaciones en relación al acontecer político. 

Encontrar luz, a través de un pensamiento fundacional dentro de los nuevos escenarios, partiendo de la exploración y el reconocimiento de nuestra subjetividad que es hoy muy diferente a aquella que se fusionó con la costumbre y nos inmovilizó por casi medio siglo, nos señala la necesidad de un cambio perentorio y de gran esfuerzo, puesto que el panorama social de un país que ha alcanzado incuestionables logros en materia educativa, de salud y bienestar, que reúne varias generaciones con ineludibles puntos de encuentros y desencuentros como cualquier otra sociedad es –valga la imagen– una pared de carga que busca acomodamiento ante modificaciones estructurales, lo cual se traduce en su adaptación a las singulares condiciones político-económicas –por extensión culturales– derivadas de la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del VI Congreso del PCC, que, sin duda alguna, destronarán estructuras no funcionales y modos de hacer, nos enseñarán nuevas formas de aprender y aprehender; en definitiva; nos obligarán a romper con viejos paradigmas sin que estos cambios constituyan –ni por asomo– el preludio del regreso al capitalismo, pero sí, un punto de partida para entender que la cultura política tendrá que ser patrimonio de nuestra nación en el empeño de avanzar por los caminos que sean pertinentes, siempre con la lógica del perfeccionamiento y el mejoramiento humano, sin que se excluya esa diversidad forjada al calor de la historia, redimiéndola para los nuevos tiempos; para que no sea esencialmente mercantilista, elitista, para que estimule todo aquello que se encuentra en lo más profundo de la cotidianeidad del sujeto.

Pero hace falta mucho más, se necesita ante todo clarificar el significado del concepto de Revolución del compañero Fidel, ejemplo indiscutible de conceptualización con alto contenido de cultura política, cuyo primer enunciado alude la necesidad de “tener sentido del momento histórico”,  con lo cual habría entonces que prever las consecuencias de nuestro modo de actuar y el de quienes pretenden recolonizarnos e imponernos sus neosociedades, es decir, ponderar consecuencias endógenas y exógenas; propiciar el diálogo revolucionario y abierto con las nuevas generaciones que viven y vivirán en un país totalmente diferente cuyo modelo económico será cada vez más contentivo de múltiples formas de propiedad y nuevas formas de gestión de mercado; madurar con la historia abordando de manera compleja cualquier problemática social que necesite resolverse ; motivando, renovando conceptos, desentrañando el verdadero rol de la cultura política en la formación ética y estética de los individuos y aprendiendo de los errores históricos estableciendo un enfoque de futuro que nos permita “cambiar todo lo que debe ser cambiado”.

Nada hace más daño que el pensamiento conformista que nos funde en la cotidianeidad y en la fuerza de los hábitos y las costumbres, en la copia de vicios ajenos que no llevan a otro lugar que no sea la negación de tener vida propia. En esta necesidad de perfeccionarnos, de renovarnos continuamente, peca de ingenuo quien no sea capaz de alimentarse de la historia que necesita que refinemos la manera de explicarla vinculando cada uno de los hechos ocurridos con el resto de los acontecimientos que se encontraban y se encuentran alrededor de ellos, que ayude a comprender por qué, para qué y para quiénes; solo así podríamos entonces entender el contexto económico, social e histórico-cultural nacional e internacional actual y enriquecer su análisis con una cultura política seria y profunda despojándolo de parcialidades, que insulten la inteligencia ajena.Lo que "hoy es políticamente correcto" depende de las circunstancias en que se desarrollan los hechos analizados de manera compleja. 

Lo que hoy es de esta manera, mañana será de otra, precisamente porque el desarrollo del hombre abre caminos dialécticamente nuevos. 

Así vimos cómo se derrumbó el sueño socialista en Europa del Este, cómo se desarraigaron de su historia y se alejaron de aquello que hoy se califica de utopía y así hemos visto resurgir una nueva América Latina que defiende el derecho al reconocimiento político, económico y cultural, porque sin emancipación cultural y sin cultura política  poco podría hacer en beneficio propio. 

Esperar un consenso absoluto, difícilmente pueda lograrse, sin embargo, es posible gestionar el consenso de la mayoría que impulse el desarrollo o cuando menos, el bienestar con respeto a la otredad. Pensar diferente no es obstáculo, sino pauta para revolucionar y evolucionar con la convicción profunda de que cultura política  e historia han de andar juntas.





[1] Entrevista realizada el 10 de octubre del 2012 por Alberto Cordoví Benítez, director de programas de radio y periodista, a la doctora Thalía Fung Riverón, Presidenta de la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas y del Comité Organizador del Décimo Quinto Taller Internacional sobre la Nueva Ciencia Política, y del Séptimo Coloquio Internacional “La influencia de la filosofía en el patrimonio inmaterial de los países del mediterráneo americano”

Se consultaron los siguientes trabajos:


-        Alzugaray Treto C. “La Ciencia Política  en Cuba: Del estancamiento a la renovación.” (1980-2005)Revista De Ciencia Política / Volumen 25 / Nº 1 / 2005 / 136 – 146
-        Anthropologies and Histories, New Brunswick: Rutgers University Press, 1989; p. 42.
-        Barbero Jesús M.  “La comunicación plural: alteridad y socialidad”
-        Cabrera C. / Aguilera García Luis O.  “El Marxismo, La Política y el Sistema Político Capitalista” (Formato Electrónico)
-        Cabrera C. “Cultura política e ideal socialista: ¿tiene algo que decirnos el marxismo originario?”
-        Cabrera C. “La cultura política: conceptualización y principales paradigmas teóricos ”
-        Caminal Badía M. “Manual de ciencia política”. Segunda Ed. España. 1999.
-        Cerri, Luis Fernando. Los jóvenes brasileños y argentinos frente a la Historia.... Revista de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales. Mérida-Venezuela. ISSN 1316-9505, Enero-Diciembre. Nº 12 (2007):31-50.
-        Díaz Córdoba “Paradigmas de investigación en Ciencia Política” (Formato Electrónico)
-        Fabio López de la Roche, “Aproximaciones al Concepto de la Cultura Política”, Convergencia N° 22, 2000, ISSN 1405-1435, UAEM, Toluca, México.
-        García Jurado R. “Critica de la teoría de la cultura política” UAM-Xochimilco. (Formato Electrónico)
-        Marx, C. “El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”, en: OE., en dos tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1955, T-I, p. 229.
-        Norberto Bobbio N / Matteucci N. “Diccionario de política”. Primera edición en español, noviembre de 1981 (México)
-        Paradigmas de investigación en Ciencia Política
-        Pérez Alberto. El enfoque clasista y los movimientos sociales en la América Latina
-        Pérez Gómez, Marta M.  Tesis Doctoral
-        Pérez Gómez, Marta M. “La cultura política emancipadora de José Martí”
-        Pye, L. W. (1974): “Cultura política”
-        Salabarría Roig, Tesis Doctoral
-        Simón Rojas “Los desafíos de la Ciencia Política en el siglo XXI”
-        Torrado Raimundo “La Constitución Socialista cubana”. (Formato Electrónico)
-        Velásquez López A, Frómeta Fernández Ada B.  “Filosofía Política en José Martí” (Formato Electrónico)