lunes, 23 de diciembre de 2013

Incomprensión tecnológica y contrapoder.



Cuando pienso acerca de cómo aprovechamos las tecnologías en Cuba para promover la cultura, lo primero que me viene a la mente es el insuficiente conocimiento para su manejo, y me niego creer que a pesar de tener cierto grado de obsolescencia, no se pueda hacer mucho más.

El término tecnología, para una buena parte de la población es considerado como algo de otro mundo; esto parece ser que se encuentra incorporado en un  subconsciente, que de manera general está permeado por novelas, seriales y  películas de Hollywood, en un mundo que deja taciturno a las grandes mayorías, con pocas  alternativas para una imaginación verdaderamente creadora.

La contaminación proveniente de medios como la televisión, la radio, el cine, los reproductores de audiovisuales como los equipos de DVD, o los que tienen la posibilidad de reproducir como los Table–PC, las PC, los teléfonos de última generación[1], los artefactos creados para el almacenamiento y lectura de miles de libros en formato digital, los dispositivos de almacenamiento como las memorias USB y discos externos, la enajenación que producen las redes sociales del ciberespacio, y los portales y sitios que en él se encuentran alojados, entre otros,  trabajan, y a veces hasta enferman nuestras mentes,  en un mundo cuyo panorama está permeado por  la tecnología puesta mayoritariamente - por no decir que casi absolutamente- al servicio de las pequeñas, medianas y grandes empresas, cuyo fin es -en lo fundamental- conquistar públicos para estimular la compra de tal o mas cual producto, porque tienen como colofón precisamente,  vender y obtener grandes ganancias y no, estimular el verdadero desarrollo de una población que hoy ronda, los 7000 millones de habitantes en el planeta tierra.

Para lograr el objetivo supremo,  se  manipula y se estimula una supesta realidad que es efímera y se construye para  públicos cuidadosamente estudiados, el mundo del American way of life[2] del siglo XXI,   que deja como secuela mental, la premisa de que ‟si no poseo lo último que salió al mercado en términos tecnológicos, entonces no puedo hacer nada.”
Es cierto que si nuestras tecnologías fueran de última generación  podríamos lograr un nivel de eficiencia que sería envidiable, pero… el asunto, parece ser que va más allá del objeto y se traslada al sujeto.

Las causas de este fenómeno,  se vinculan también,  entre otras, a esta  relación que priva al individuo del conocimiento histórico del desarrollo del objeto. No sería igual la comprensión y la aprehensión que se diera en términos tecnológicos en el sujeto,  si éste conociera la historia del  desarrollo de las diferentes tecnologías en las distintas etapas del devenir histórico de humano. 

Pongamos por ejemplo, la historia de la fotografía y con ella el desarrollo de las cámaras fotográficas desde que Joseph Nicéphore Niépce, junto a Louis-Jacques-Mandé Daguerre, -más conocido como Louis Daguerre- inventaron lo que se dio en llamar el Daguerrotipo, primer proceso fotográfico del que se tiene conocimiento en la historia de la fotografía, y su recorrido hasta la actual fotografía digital con todos sus significados en el campo cultural, no solo como medio para dejar constancia de una época,  sino de su  incursión en el campo de las artes y donde el sistema educativo nuestro puede jugar un papel mucho más adaptado y por tanto, más cercano al significado de lo que hoy se da como parte inseparable de los procesos sociales tecnológicamente hablando. 

Por ese camino,  pudiéramos entender muchas cosas que nos permitan encontrar –aunque no todas- una buena parte de las respuestas acerca del desaprovechamiento de lo que tenemos.

En un sinnúmero de empresas o centros de trabajos se puede encontrar un panorama  como el que sigue:

Un mínimo de máquinas computadoras ya viejas, pero que al estilo de los Chevrolets de los años 50, todavía funcionan; otro grupo que también es veterano que corresponde a las adquisiciones de los años 90; uno más,  que se va renovando a partir de la adquisición de piezas que permiten modernizar las viejas máquinas con un  nivel de prestaciones más adecuado a nuestras pretensiones, y por último, en menor cuantía, máquinas de última generación que para nada son bien aprovechadas si se tienen en cuenta sus prestaciones en cuanto a procesadores, memoria RAM, video, capacidad de sus discos  y otras.

En la comunidad, el presupuesto para la adquisición de estos medios, mediante la gestión individual, hace que el fenómeno de actualización tecnológica tenga aristas variadas, y como aspecto a tener en cuenta se encuentra el hecho de que no se ciñe exclusivamente a las tecnologías informáticas. 

Como hipótesis se puede sostener, que de manera general el parque de computadoras en el sector particular es mucho más avanzado que el de sector estatal. Por otra parte, existe el consenso, –especialmente entre los especialistas en el tema de la informática y las comunicaciones- de que hoy se pueden encontrar un altísimo e indeterminado número de memorias del tipo USB en manos de la población, que constituyen el medio primario y más común de almacenamiento y traslado de información y que han dado el ‟tiro de gracia” a  las viejas torres de diskettes de 3 ½  que  ya no se incluyen como parte  de los componentes internos de las computadoras.

Otro fenómeno es que  va siendo significativo el número de teléfonos celulares, cuyo número está cerca de los 2 millones, y que como apuntamos, poseen funcionalidades que van desde las más sencillas hasta las más complejas, y en las que si estableciéramos una escala en términos de frecuencia de uso de sus servicios, probablemente encontremos que en los primeros lugares estarían los SMS (Servicio de Mensajería Corta), el almacenamiento de música y la posibilidad de trasmisión de  datos entre ellos y otros dispositivos vía Bluetooht.[3]

Compartir por espacio de casi dos años con el Doctor Ricardo Peralta y Fabi[4], me dio elementos para comprender por qué en países como Cuba tenemos la obligación de pensar en variantes tecnológicas alternativas que den respuesta a nuestras necesidades.  En su criterio,  las razones son sencillas;  primero: nuestros recursos naturales son muy escasos, segundo: - y esta es una opinión mía- el acceso a las tecnologías que gozan los países desarrollados es casi prohibitivo para Cuba, - por no ser absolutos-, dado que existe un bloqueo que persigue y sanciona a quienes nos vendan hasta un tornillo fabricado por cualquier empresa Estadounidense. 

La conclusión de estas pláticas informales nos llevó a pensar entonces que nuestra tarea pasa por encontrar fórmulas alternativas y de bajo costo, lo cual implica que si escasean los recursos, entonces  es  necesaria la creatividad que incluye entre otras cosas, la realización de ingeniería inversa[5], el estudio de materiales alternativos para la sustitución de los costosos materiales con los  que se construyen infinidades de artefactos, y la dedicación de tiempo y esfuerzo a la investigación en una amplia gama de campos que no se limiten exclusivamente a las llamadas ciencias duras, puesto que la sociedad es el punto culminante y en este empeño juegan un papel fundamental las  ciencias sociales, que nos permiten comprender  que el trabajo científico e investigativo es patrimonio de toda la sociedad[6]  , y que es en ella donde se concretan los resultados de cualquier investigación o el uso de cualquiera que sea la tecnología de manera directa o indirecta,  y para lo cual -seguramente están de acuerdo conmigo-  tenemos en Cuba un potencial humano suficientemente calificado que puede ser utilizado para encontrar alternativas propias.

Pienso entonces en cuantos Ingenieros hemos graduado en la Universidad de Ciencias Informáticas,  en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, en La Universidad de la Habana y todas las universidades que se encuentran diseminadas por el país con  un prestigio ganado internacionalmente avalado por su calidad formativa, y pienso en el poco caso que se hace a infinidades  de proyectos desarrollados por alumnos y profesores que se atomizan por la falta de seguimiento y la despreocupación en cuanto a la posibilidad de generalización de resultados que hoy pudieran estar contribuyendo al desarrollo que tanto anhelamos, ese desarrollo al que el propio Comandante Ernesto Ché Guevara apostaba desde los inicios de la Revolución cubana.

Las posibilidades reales que tenemos como país, para enfrentar un mundo cada vez más tecnologizado, no solo implican contar con recursos. Deviene en necesidad,  saber cómo aprovechar lo que ya tenemos, y por otro lado, reformar la mentalidad estrecha que sataniza las tecnologías, volcarse hacia el aprendizaje de manera que, quienes deciden las políticas de desarrollo, salten su propia barrera y se apoyen en las generaciones formadas por la revolución,  cuyo conocimiento puede ser aprovechado a favor del desarrollo económico y cultural,  que a fin de cuentas son la  base del desarrollo social.

Ya casi se puede decir que está de moda usar los términos acuñados por Marc Prensky    de ‟nativos digitales” e ‟inmigrantes digitales”[7], lo escuchamos en boca de muchos profesionales y especialistas de la comunicación, y a veces hasta me parece más  un intento glosocéntrico, que una real comprensión del significado que encierran; pienso que dentro de estos dos grandes grupos existe  un subgrupo que interactúa con los dos anteriores, cuyo  papel es esencial en el destino de la sociedad en términos tecnológicos,  y que se encuentra vinculado al poder administrativo.

Si lo vemos  en términos etáreos, este subgrupo puede incluirse dentro de los ‟inmigrantes digitales”, y de hecho lo son,  puesto que ellos y los ‟nativos digitales” son dos generaciones ‟distintas” (si se toma como referencia el modo de aprehensión tecnológico), sin embargo, hay otra característica que distingue a una buena parte de los ‟inmigrantes digitales”  , y es precisamente la tendencia a minimizar la tecnología  con la consecuente resistencia al cambio basada en  hábitos, costumbres, desconocimiento y habilidades ;  esta última apreciación es lógico entenderla si se tiene en cuenta que los procesos sinápticos cerebrales en ambas generaciones tiene sus diferencias en cuanto al entrenamiento y desarrollo de  habilidades en el manejo de artefactos tecnológicos.

He aquí un gran problema: desconocimiento-resistencia-subdesarrollo, la satanización misma de las tecnologías,  dado que por un lado, estamos mentalmente atados a las viejas usanzas, y por otro seguimos creyendo que el capitalismo es el infierno donde todo es negativo.

El capitalismo como modo de producción ha demostrado eficiencia en el ámbito tecnológico, esa es una realidad que hay que entender muy bien en términos de economía política, para poder hacer frente dentro de nuestro socialismo, a la manera en que podemos adaptarnos e insertarnos en el mundo contemporáneo, con un modo de producción socialista que se apropie de lo positivo, y que proteja a la sociedad a través de la siempre necesaria presencia del Estado, regulador de la economía y actividad social.  Un Estado que encuentre la manera de desarrollar la eficiencia económica y la aprehensión tecnológica,  que evite la migración de profesionales como esclavos hacia la vieja relación de producción capitalista, dueña de los medios de comunicación, que exaltan a todas voces, un mundo ‟construido” solo para el 1% más rico del planeta.

Esta necesidad sería uno de los  puntos neurálgicos, al igual que lo es,  la eliminación del igualitarismo,  para que cada individuo perciba según su  aporte al pueblo trabajador, como parte del propio pueblo trabajador.

La mentalidad del poder administrativo que se escuda en viejas leyes y se aísla de los nuevos tiempos, no sirve para otra cosa que no sea la de ofrecer resistencia y para cercenar el paso a generaciones con una potencialidad demostrada y deseos de hacer muchas cosas que bien podrían contribuir a nuestro desarrollo. 

Mientras tanto, la mafia de Miami se afila las uñas y los dientes y socaba con tecnologías la comunidad y dentro de ella a los jóvenes, adultos mayores, discapacitados, profesionales y religiosos, entre otros, dedicando millonadas para crear un contrapoder  en el que cifra sus esperanzas de dominación a corto mediano o largo plazo.

Abrir la mente, cambiarla, no es exclusivamente pensar en eliminar las trabas burocráticas que por años nos mantuvieron inmovilizados, es también pensar en el aprovechamiento de los recursos (escasos) que pueden contribuir a desempolvar viejos proyectos olvidados por burócratas incompetentes que no tiene la capacidad para lidiar con los nuevos tiempos o como mínimo, para apoyarse en una juventud llena de ideas renovadoras y creadoras que entiende mejor que nadie como hacer mucho con lo poco que se tiene, y que sin temor a equivocarme está del lado de este proyecto emancipador y creador que se llama Socialismo.


[1] Las tecnologías de las comunicaciones tienden hoy  a integrar todos los medios posibles  para hacer más atractivos los productos. Es común en países desarrollados encontrar dispositivos que posibiliten tener acceso a la radio, la televisión, la telefonía, internet (con las mismas prestaciones que pudiera tener el acceso desde una computadora personal),  la posibilidad de tomar fotografía de alta definición, la grabación de  videos en diferentes formatos con calidad suficiente para editarlos con herramientas que se  incorporan  dentro del propio equipo, almacenar libros, escuchar música, servicio de posicionamiento (GPS integrado), videojuegos y muchas otras prestaciones, en un escenario que tiene como base el desarrollo de la electrónica y el de la industria del software , en esta última, las aplicaciones (APP) agregan valor a los artefactos telefónicos permitiéndoles realizar infinidades de tareas.
[2] American way of life: El estilo de vida norteamericano es probablemente la forma de vida más codiciada y de todo el mundo y eso debido a la desinformación que generan las películas de Hollywood; donde todos tienen auto, van a Las Vegas a ganar mucho dinero durante las vacaciones. (http://inciclopedia.wikia.com/wiki/Estilo_de_vida_americano)
[3] Bluetooth es una especificación industrial para Redes Inalámbricas de Área Personal (WPAN) que posibilita la transmisión de voz y datos entre diferentes dispositivos mediante un enlace por radiofrecuencia en la banda ISM de los 2,4 GHz ( http://es.wikipedia.org/wiki/Bluetooth)
[4] ‟En los países en vías de desarrollo el impedimento para hacer estudios espaciales suele ser, en principio, mental; es decir, de antemano se suponen temas y caminos vedados, o al menos ajenos. Al pensar esto, nos autolimitamos y consentimos en algunos aspectos del subdesarrollo, haciendo a un lado la búsqueda de nuestras propias vías para el crecimiento económico y social, y dejando de utilizar los medios que nos proporciona el avance del conocimiento. Uno de los primeros pasos a dar es encontrar las mejores herramientas, las más adecuadas a nuestro estado real, que nos posibiliten un avance y un auge económico estable. Claro está, también se requiere que nuestra organización social responda y se encuentre a la altura de las necesidades. Un desafío para nuestros países”.
Ricardo Peralta y Fabi es Investigador Titular B Del Instituto de Ingeniería de la UNAM. El texto fue tomado de su libro ‟Del espacio al subsuelo”  en:  http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen2/ciencia3/086/htm/delespac.htm  
[5] (Reverse engineering). La ingeniería inversa es el proceso de descubrir los principios tecnológicos de un dispositivo, objeto o sistema, a través de razonamiento abductivo de su estructura, función y operación.
La ingeniería inversa se trata de tomar algo (un dispositivo mecánico o electrónico, un software de computadora, etc.) para analizar su funcionamiento en detalle, generalmente para intentar crear un dispositivo o programa que haga la misma o similar tarea sin copiar la original. http://www.alegsa.com.ar/Dic/ingenieria%20inversa.php
Aunque esta práctica era empleada por las antiguas industrias, en la actualidad su uso se ha extendido al software y hardware, en cuyo caso, la ingeniería inversa aplicada al software implica la reversión de un programa que está codificado en lenguaje maquina (lenguaje de bajo nivel) a el código fuente de alto nivel en el que fue escrito originalmente. http://dsp.mx/blog/sistemas-de-informacion/62-que-es-ingenieria-inversa  
[6]‟ El pueblo que financia nuestro trabajo, tiene todo el derecho de saber, y de preguntar a los miembros de la comunidad científica, de qué sirve lo que hacen, aun en los casos donde el tema no es fácil de entender. De hecho, el haber gozado de varios años de trabajo de investigación financiado y protegido por una estructura universitaria, o similar, debiera bastar cuando menos para intentar una explicación del valor que tiene lo que hacemos para la sociedad que nos sostiene. Hablando con autores de esta serie, La Ciencia desde México, y leyendo su trabajo, se da uno cuenta de que muchos más también lo ven así.” Peralta y Fabi  R. Del espacio al subsuelo. Cap. II De regreso a la tierra, pasando por la atmósfera.  http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen2/ciencia3/086/htm/sec_5.htm
[7] Nativos Digitales, Inmigrantes Digital. Prensky M. From On the Horizon (MCB University Press, Vol. 9 No. 5, October 2001) Traducción libre, en revisión, a cargo de la Lic. Prof. Mara Vanina Osés, con la colaboración de Pamela Morelli.

martes, 3 de diciembre de 2013

Tecnología. ¿Unidad,lucha,contrarios?

Las leyes de la dialéctica me motivan a escribir acerca de cómo entiendo se expresan en Cuba, los fueros de una lucha que necesita ser resuelta para avanzar en el desarrollo de nuestra sociedad en el tema tecnológico.

La mentalidad de lo nuevo, que niega lo viejo, se despliega en un escenario en el que las relaciones de poder, en muchas ocasiones atomiza toda posibilidad de avanzar hacia un desarrollo real que nos permita abrirnos paso a lo que ocurre en el mundo en materia de tecnología, un proceso que no solo tiene carácter instrumentalista, sino que lo sobrepasa, y lleva en sí, un componente humanista que lo redimensiona y lo coloca en un importante eslabón necesario para el desarrollo de cualquier sociedad.

 
Se da por tanto, una unidad que se materializa en los objetivos de todos los que se encuentran involucrados en este proceso y que tienen sus miradas en el futuro.


Por un lado, lo rancio, con las limitaciones que le impone el conocimiento de que existen las tecnologías, y a su vez, la no aceptación de un mundo que le resulta desconocido y conceptualmente complicado. Un mundo satanizado en su discurso, porque la experiencia humana, para él,  ha demostrado demasiada falacia en manos inescrupulosas, y como consecuencia lo segrega una y otra vez en nombre del poder que le está conferido.


Por el otro, lo nuevo, con la aprehensión necesaria que incorpora a su quehacer, en un mundo socialmente distinto en materia tecnológica, que no pierde su esencia humanista y que presupone el enriquecimiento cultural de su ajiaco[1], que se mueve casi al margen de lo viejo y que se desarrolla sin interesarle la integración necesaria a sus raíces,  porque encuentra en las tecnologías un mundo que va de lo real a lo virtual y viceversa,  un mundo con libertades objetivas y subjetivas, un mundo del conocimiento que deslumbra y mueve el pensamiento a velocidades insospechadas.


¿Qué es lo objetivo?

Lo objetivo es, que en Cuba nos movemos en un espacio tecnológico limitado por una  política condenatoria y de acecho hacia cualquier gestión en materia de adquisición de tecnología, impuesta desde el exterior y liderada por el país más desarrollado del mundo, los Estados Unidos de Norteamérica; que existe la subversión hacia un proceso revolucionario que desterró la exclusión social de nuestra nación y potenció los mejores valores morales y éticos con su proyecto emancipador e inclusivo, que por tanto, lo hizo verdaderamente democrático; que este proyecto revolucionario convirtió la salud del pueblo en una prioridad que nos ha permitido vivir mucho más de lo que hubieran imaginado las generaciones anteriores a 1959.


Pero también es objetivo que los avatares en que se desarrollaron los procesos sociales que teníamos como paradigma, se desplomaron y nos dejaron la herencia amarga de una economía dislocada, que tenía una fuerte dependencia polar, que ni por asomo, se imaginó reversible.


Como consecuencia, se atomizaron las formas de concebir la navegación  hacia el lugar soñado, y ocurrieron cambios a nivel social que entre otras cosas, han obligado a los individuos a permanecer en sus puestos de trabajo pese a su edad avanzada.


Esto sin dudas, ha hecho que permanezcan juntas varias generaciones con intereses comunes pero con puntos de vista diferentes, con hábitos y costumbres que se ajustan a sus modos de vida y su formación, a su cosmovisión. Esto nos lleva al encuentro de una complejidad donde coexisten sujetos con contradicciones que no son antagónicas, pero que en ambas direcciones establecen una lucha a favor de sus puntos de vista. Esta es, entre otras, una de las razones por la que definitivamente los jóvenes se desarrollan tecnológicamente al margen de las instituciones que están a cargo de personas incapaces de comprender de qué se trata la integración de la vida social a las tecnologías; una realidad, en la que  lo viejo y lo nuevo se niegan, en la que existe un objetivo común en cuanto al desarrollo tecnológico que se trunca a partir del desconocimiento de quienes deciden las políticas de desarrollo.


El cambio de mentalidad que nos proponemos necesariamente debe pasar por la comprensión de los fenómenos sociales que se dan a todos los niveles, ello incluye también el análisis de cómo se mueve el mundo en materia tecnológica y de cuáles son sus posibilidades; solo así, estaríamos en condiciones de repensar la forma en que podemos enfrentar ese fenómeno que se establece  primariamente,  en la familia como célula fundamental de cualquier sociedad, para luego insertarnos y fundar un proceso de retroalimentación que promueva a través de las tecnologías los valores éticos por los que apostamos.


‟Quien teme al cambio, no progresa”, es una vieja frase que escuché a una amiga y que vale la pena recordar.


En 1965  el Che, en carta enviada a Fidel en el mes de Abril, antes de su partida al Congo entendía que la tecnología debía ser el factor impulsor de la sociedad[2]


Aunque el análisis que realiza está vinculado directamente con la economía, podemos ver en su texto una apuesta a las experiencias del capitalismo en cuanto a algunos temas relacionados con la eficiencia a partir del uso de las tecnologías, en la que  su posición claramente marxista reconocía la posibilidad  de adaptación del las mejores experiencias del sistema político social recién derrocado. al nuevo sistema que se gestaba en nuestro país en aquella época.
La técnica ha quedado relativamente estancada en  la inmensa mayoría de los sectores económicos soviéticos, ¿Por qué? Porque hubo que hacer un mecanismo y darle automaticidad, establecer las leyes del juego donde el mercado no actúa ya con su implacabilidad capitalista, pero los mecanismos que se idearon para reemplazarlo son mecanismos fosilizados y allí empieza el desbarajuste tecnológico…la tecnología deja de ser el factor impulsor de la sociedad. [3]
Este es parte esencial del reto que tenemos delante como país, sin dudar que el futuro está apuntando al uso de estos medios y que su generalización es un hecho que siendo conservadores podría estar a la vuelta de un lustro.


Unidad y lucha de los contrarios:

Esencia y núcleo de la dialéctica materialista. En oposición a la metafísica, la dialéctica parte de que las contradicciones internas son propias a los objetos y fenómenos de la naturaleza. En la naturaleza todo se mueve, cambia, la fuente de ese movimiento son las contradicciones internas. Cada cosa representa en sí, una unidad de contrarios. Todo tiene su pasado y su futuro, lo que caduca y lo que se desarrolla, su lado negativo y su lado positivo. Por ello, el proceso de desarrollo de lo inferior a lo superior discurre en un orden de descubrimiento de contradicciones propias a los objetos y fenómenos; en un orden de lucha entre tendencias contrarias. Los contrarios se excluyen recíprocamente y, al mismo tiempo, están relacionados uno con otro. “Una parte de la contradicción sería un absurdo sin la otra, cual lo sería conservar en la mano una manzana entera, habiéndose comido, previamente la mitad”


[1] Referencia a la rica frase que dice que “Cuba… Cuba es un gran ajiaco” de nuestro  Fernando Ortiz.
[2] Ernesto Che Guevara. Apuntes críticos sobre la economía política. Centro de Estudios CHE GUEVARA. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 2006.
[3] Ibídem 25. Pág. 11. A modo de prólogo.