La generación de los inmigrantes digitales y los nativos digitales en la era del pulgar.
Las implicaciones que tienen desde el punto de vista social las
tecnologías de avanzada son mejor advertidas para quienes vivieron
épocas anteriores a ellas, los llamados inmigrantes digitales, e
inadvertidas para quienes nacieron con ellas, los llamados nativos digitales.
Estos términos fueron acuñados
por Marc Prensky[1] quien en
el año 2001 pudo constatar la diferencia entre las generaciones que nacieron
bajo la influencia de la tecnología de avanzada y aquellos que la recibieron
siendo adultos. La acuñación del término “nativo digital” en contraposición a
“inmigrante digital” por Prensky tiene una gran repercusión en el ámbito
educativo. Gracias a esta expresión se plantea el debate sobre la manera en que
deben implementarse los procesos en este ámbito.
Me atrevo a sumar un par de términos
más:
El primero lo denominaría ¨analfabetos digitales¨
en el que incluiría, a quien nada conoce de las tecnologías de avanzada.
Este grupo, a pesar de que convive con ellas, las ve como
algo inalcanzable, ya sea por causas económicas, por desconocimiento o porque
las políticas de la sociedad en que viven son tecnológicamente excluyentes por
disimiles razones[2] . Esta
exclusión tecnológica, muchas veces frena sus posibilidades de
participación inmediata ante la convocatoria del resto de la sociedad o
de grupos que se integran de manera espontánea usando estos medios
como vía de comunicación.
Hoy día es común para una parte considerable de las
poblaciones (aunque no para la mayoría y en especial para los países
subdesarrollados), usar redes sociales como Twiter, Facebook, y otras,
para movilizar grupos o sectores de la población con intereses
comunes.
En la misma cuerda se utiliza la telefonía móvil en la
que se da un fenómeno de agilización informativa
y propagandística, cuyo desarrollo se hizo más evidente y profuso a partir
del surgimiento del cine y la televisión -que se vinculó con el sector de las artes y más recientemente con la llamada
Sociedad Red[3]- derivando en
lo que hoy llamamos la Industria Cultural. Todos estos medios se revelaron como
portadores de un alto poder de formación de opinión y de creación de agrupaciones
sociales con intereses más o menos comunes para compulsar la participación
en actividades de índole diversa.
Se ha demostrado la eficacia de la convocatoria de estos
medios en países como E.U, Japón, España, Inglaterra, Venezuela, Ecuador y otros,
valiendo aclarar que no son herramientas exclusivas de la derecha o la
izquierda, y que la mayoría de los casos, éstos aparecen hermanados con la
sociedad civil como instrumento de movilización en contra de las políticas de
corte neoliberal.
En un segundo término - estrechamente vinculado con los analfabetos
digitales- incluiría a los que teniendo en sus manos la posibilidad de
decidir las políticas de uso e inclusión de éstas como parte de las
sociedades, no las promueven para el bien público,
obviándolas por disimiles razones; son aquellos que las escuchan
mencionar a diario pero las ven como pura ficción, como algo privativo y del
primer mundo, algo espectacular al estilo de los seriales norteamericanos que
no se encuentran a su alcance, o simplemente las satanizan, entorpeciendo con
ello el uso y desarrollo de las tecnologías de avanzada que bien pudieran
estar al servicio de los intereses públicos más nobles y democráticos de una
sociedad que avanza de manera vertiginosa hacia una globalización tecnológica devenida en necesidad.
Pudiera
parecer una alusión demasiado fuerte o peyorativa, sin embargo, no lo es,
puesto que el hecho de no entender la necesidad del uso de las tecnologías de
avanzada, establece una barrera comunicacional que aleja a gobernantes y
gobernados, a las instituciones de la
sociedad civil que las usa y se ve representada en nuestro país por organizaciones que responden
verdaderamente a los intereses de la amplia mayoría, y entre las que podemos
mencionar al CIERIC, el Centro Cultural Pablo de la Torrente Brau, la Unión
Nacional de Historiadores de Cuba , la Federación de Mujeres Cubanas, el Centro
Félix Varela, el Grupo para el Desarrollo Integral de la Capital, la FEU, la Fundación
Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, el Consejo de Iglesias de
Cuba y un largo etcétera, todas vinculadas en su concepto más amplio con
nuestra cultura de manera directa o indirecta.
Alejarse de esta realidad, poco contribuye a la necesidad de
estar a tono con el contexto histórico-tecnológico en que vive y se proyecta la
humanidad.
Margaret Mead apunta: “nuestro
pensamiento nos ata todavía al pasado, al mundo tal como existía en la época de
nuestra infancia y juventud, nacidos y criados antes de la revolución
electrónica, la mayoría de nosotros no entiende lo que ésta significa. Los
jóvenes de la nueva generación, en cambio, se asemejan a los miembros de la
primera generación nacida en un país nuevo. Debemos aprender junto con los
jóvenes la forma de dar los próximos pasos. Pero para proceder así, debemos
reubicar el futuro. A juicio de los occidentales, el futuro está delante de
nosotros. A juicio de muchos pueblos de Oceanía, el futuro reside atrás, no
adelante. Para construir una cultura en la que el pasado sea útil y no
coactivo, debemos ubicar el futuro entre nosotros, como algo que está aquí
listo para que lo ayudemos y protejamos antes de que nazca, porque de lo
contrario, será demasiado tarde”.[4]
En este "después", nos encontramos en el punto en
el que los procesos sociales se complejizan y al estudiarlos corremos el riesgo
de simplificar o desestimar aspectos importantes que pueden influir de manera
significativa en el resultado de las investigaciones.
Comprender que la nueva generación tiende a desarrollar un
cerebro -cuya plasticidad sináptica[5]
favorece una singular adaptación al uso de las nuevas tecnologías- en la
¨era digital¨ o ¨ era del pulgar¨[6],
donde se afirma que incluso ya se observan en este dedo, cambios de
tipo óseo, donde hace dos millones de años la especie Homo descubrió las
posibilidades tecnológicas de la capacidad prensil del pulgar, sin
sospecharse que mucho tiempo después este dedo "pinza" sería la
estrella de la nueva sociedad de la Red-, implica la necesidad de introducirnos
en este mundo y desarrollar nuestra creatividad para llevar de manera más clara
y precisa el mensaje cultural que nos proponemos.
Prepararnos en este sentido nos obliga necesariamente a
revolucionar nuestra mentalidad para convivir con el hecho de que, los avances
tecnológicos tienen aplicaciones perfectamente asumibles en nuestro contexto y
en nuestras condiciones, a pesar de ser un país que como expresaba
Ignacio Ramonet[7],
por su condición de bloqueo tecnológico no tienen acceso pleno a la totalidad
de las tecnologías de avanzada.
[1] Prensky Marc ¨From On the Horizon¨
(MCB University Press, Vol. 9 No. 5, October 2001). Prensky es reconocido mundialmente por su labor en el área
de la educación y enseñanza. Es el fundador de Games2train, una compañía
de aprendizaje electrónico. Es considerado un experto mundial en la interacción
entre el juego y el aprendizaje, creó más de 100 juegos diseñados para todo
tipo de plataformas, desde Internet a teléfonos celulares.
[2] Como los son para la mayoría de la población mundial los
resultados de las investigaciones científicas que se subvencionan en gran
medida con los impuestos de los supuestos beneficiarios, el pueblo trabajador.
[4] Martín-Barbero: Ob. Cit. Barbero reproduce una frase de
Margaret Mead tomada de: Mead, Margaret. Cultura y compromiso. Granica.
Barcelona. 1977. Pp.105-106.
[5] La plasticidad neuronal, también denominada neuroplasticidad,
plasticidad neural o plasticidad sináptica, es la propiedad que emerge de la
naturaleza y funcionamiento de las neuronas cuando éstas establecen
comunicación, y que modula la percepción de los estímulos con el medio, tanto
los que entran como los que salen. Las neuronas de una misma vía neural se
comunican entre sí en un punto de encuentro, la sinapsis. Cada vez que se
adquieren nuevos conocimientos (a través de la práctica repetida), la
comunicación o la transmisión sináptica entre las neuronas implicadas se ve
reforzada. http://www.cognifit.com/es/plasticidad-cerebral/
[6] En
Japón, esta tendencia es especialmente marcada. La doctora Plant observó
incluso que los jóvenes de menos de 25 años se definen a sí mismos como los
"oya yubi sedai", la generación del pulgar, o la tribu del pulgar.
Sadie Plant, es autora del estudio y fundadora de la Unidad de Investigaciones
sobre Cultura Cibernética en la Universidad Warwick. Plant, que escribió tres
libros sobre el impacto social de la tecnología, pasó seis meses
recogiendo datos sobre cientos de usuarios de celulares de las ciudades más
grandes del mundo, incluidas Londres, Beijing, Chicago y Tokio.
[7] Ignacio Ramonet opinando sobre la influencia de las nuevas
tecnologías para el caso de Cuba recientemente planteó: "Este es un
caso especial, porque a causa de factores externos, Cuba no aparece como el
país más puntero en materia de tecnologías. Cuba está bloqueada
electrónicamente, y por consiguiente no disponen de la tecnología más avanzada.
Por ejemplo, la web que tienen es demasiado lenta y frena una inserción
realmente masiva. Por razones de no conexión eso es imposible ahora, aunque yo
espero puedan conectarse y pueda extenderse, porque evidentemente las nuevas
tecnologías son un aporte considerable."
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