miércoles, 2 de octubre de 2013

Uso de las Tecnologías de Avanzada (IV)



La generación de los inmigrantes digitales y los nativos digitales en la era del pulgar.


Las implicaciones que tienen desde el punto de vista social las tecnologías de avanzada son mejor advertidas para quienes vivieron épocas anteriores a ellas, los llamados inmigrantes digitales,  e inadvertidas para quienes nacieron con ellas, los llamados nativos digitales

Estos términos fueron  acuñados por Marc Prensky[1]  quien en el año 2001 pudo constatar la diferencia entre las generaciones que nacieron bajo la influencia de la tecnología de avanzada y aquellos que la recibieron siendo adultos. La acuñación del término “nativo digital” en contraposición a “inmigrante digital” por Prensky tiene una gran repercusión en el ámbito educativo. Gracias a esta expresión se plantea el debate sobre la manera en que deben implementarse los procesos en este ámbito. 

Me atrevo a sumar un par de términos más: 

El primero lo denominaría  ¨analfabetos digitales¨  en el que incluiría, a quien nada conoce de las tecnologías de avanzada. Este grupo,  a pesar de que  convive con ellas,  las ve como algo inalcanzable, ya sea por causas económicas, por desconocimiento o porque las políticas de la sociedad en que viven son tecnológicamente excluyentes por disimiles razones[2] . Esta exclusión tecnológica,  muchas veces frena sus  posibilidades de participación  inmediata ante la convocatoria del resto de la sociedad o de grupos que se  integran de manera espontánea  usando estos medios como vía de comunicación.  

Hoy día es común para una parte considerable de las poblaciones (aunque no para la mayoría y en especial para los países subdesarrollados),  usar redes sociales como Twiter, Facebook, y otras, para movilizar grupos o sectores de la población con intereses comunes. 

En la misma cuerda  se utiliza la telefonía móvil en la que se da un fenómeno de agilización informativa y propagandística, cuyo desarrollo se hizo más evidente y profuso a partir del surgimiento del cine y la televisión -que se vinculó con el sector de las artes y más recientemente con la llamada Sociedad Red[3]- derivando en lo que hoy llamamos la Industria Cultural. Todos estos medios se revelaron como portadores de un alto poder de formación de opinión y de creación de agrupaciones sociales con intereses más o menos comunes para compulsar la participación  en actividades de índole diversa. 

Se ha demostrado la eficacia de la convocatoria de estos medios en países como E.U, Japón, España, Inglaterra, Venezuela, Ecuador y otros, valiendo aclarar que no son herramientas exclusivas de la derecha o la izquierda, y que la  mayoría  de los casos, éstos aparecen hermanados con la sociedad civil como instrumento de movilización en contra de las políticas de corte neoliberal.

En un segundo término - estrechamente vinculado con los analfabetos digitales- incluiría a los que teniendo en sus manos la posibilidad de decidir las políticas de uso e inclusión de éstas como parte de las sociedades,   no las promueven para el bien público, obviándolas  por disimiles razones; son aquellos que las escuchan mencionar a diario pero las ven como pura ficción, como algo privativo y del primer mundo, algo espectacular al estilo de los seriales norteamericanos que no se encuentran a su alcance, o simplemente las satanizan, entorpeciendo con ello  el uso y desarrollo de las tecnologías de avanzada que bien pudieran estar al servicio de los intereses públicos más nobles y democráticos de una sociedad que avanza de manera vertiginosa hacia una globalización tecnológica devenida en necesidad.

Pudiera parecer una alusión demasiado fuerte o peyorativa, sin embargo, no lo es, puesto que el hecho de no entender la necesidad del uso de las tecnologías de avanzada, establece una barrera comunicacional que aleja a gobernantes y gobernados, a las instituciones  de la sociedad civil que las usa y se ve representada en nuestro país por organizaciones que responden verdaderamente a los intereses de la amplia mayoría, y entre las que podemos mencionar al CIERIC, el Centro Cultural Pablo de la Torrente Brau, la Unión Nacional de Historiadores de Cuba , la Federación de Mujeres Cubanas, el Centro Félix Varela, el Grupo para el Desarrollo Integral de la Capital, la FEU, la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, el Consejo de Iglesias de Cuba y un largo etcétera, todas vinculadas en su concepto más amplio con nuestra cultura de manera directa o indirecta.

Alejarse de esta realidad, poco contribuye a la necesidad de estar a tono con el contexto histórico-tecnológico en que vive y se proyecta la humanidad. 

Margaret Mead apunta: “nuestro pensamiento nos ata todavía al pasado, al mundo tal como existía en la época de nuestra infancia y juventud, nacidos y criados antes de la revolución electrónica, la mayoría de nosotros no entiende lo que ésta significa. Los jóvenes de la nueva generación, en cambio, se asemejan a los miembros de la primera generación nacida en un país nuevo. Debemos aprender junto con los jóvenes la forma de dar los próximos pasos. Pero para proceder así, debemos reubicar el futuro. A juicio de los occidentales, el futuro está delante de nosotros. A juicio de muchos pueblos de Oceanía, el futuro reside atrás, no adelante. Para construir una cultura en la que el pasado sea útil y no coactivo, debemos ubicar el futuro entre nosotros, como algo que está aquí listo para que lo ayudemos y protejamos antes de que nazca, porque de lo contrario, será demasiado tarde”.[4]  

En este "después", nos encontramos en el punto en el que los procesos sociales se complejizan y al estudiarlos corremos el riesgo de simplificar o desestimar aspectos importantes que pueden influir de manera significativa en el resultado de las investigaciones. 

Comprender que la nueva generación tiende a desarrollar un cerebro -cuya plasticidad sináptica[5]  favorece una singular adaptación al uso de las nuevas tecnologías- en la ¨era digital¨ o ¨ era del pulgar¨[6],  donde se afirma que incluso ya se observan en este dedo, cambios de tipo óseo, donde hace dos millones de años la especie Homo descubrió las posibilidades tecnológicas de la capacidad prensil del pulgar, sin  sospecharse que mucho tiempo después este dedo "pinza" sería la estrella de la nueva sociedad de la Red-, implica la necesidad de introducirnos en este mundo y desarrollar nuestra creatividad para llevar de manera más clara y precisa  el mensaje cultural que nos proponemos.  

Prepararnos en este sentido nos obliga necesariamente a revolucionar nuestra mentalidad para convivir con el hecho de que, los avances tecnológicos tienen aplicaciones perfectamente asumibles en nuestro contexto y en nuestras condiciones,  a pesar de ser un país que como expresaba Ignacio Ramonet[7], por su condición de bloqueo tecnológico no tienen acceso pleno a la totalidad de las tecnologías de avanzada.




[1] Prensky Marc ¨From On the Horizon¨ (MCB University Press, Vol. 9 No. 5, October 2001).  Prensky es reconocido mundialmente por su labor en el área de la  educación y enseñanza. Es el fundador de Games2train, una compañía de aprendizaje electrónico. Es considerado un experto mundial en la interacción entre el juego y el aprendizaje, creó más de 100 juegos diseñados para todo tipo de plataformas, desde Internet a teléfonos celulares. 

[2] Como los son para la mayoría de la población mundial los resultados de las investigaciones científicas que se subvencionan en gran medida con los impuestos de los supuestos beneficiarios, el pueblo trabajador. 
 
[3] Manuel Castell ¨La sociedad Red¨ 

[4] Martín-Barbero: Ob. Cit. Barbero reproduce una frase de Margaret Mead tomada de: Mead, Margaret. Cultura y compromiso. Granica. Barcelona. 1977. Pp.105-106. 

[5] La plasticidad neuronal, también denominada neuroplasticidad, plasticidad neural o plasticidad sináptica, es la propiedad que emerge de la naturaleza y funcionamiento de las neuronas cuando éstas establecen comunicación, y que modula la percepción de los estímulos con el medio, tanto los que entran como los que salen. Las neuronas de una misma vía neural se comunican entre sí en un punto de encuentro, la sinapsis. Cada vez que se adquieren nuevos conocimientos (a través de la práctica repetida), la comunicación o la transmisión sináptica entre las neuronas implicadas se ve reforzada.  http://www.cognifit.com/es/plasticidad-cerebral/  

[6] En Japón, esta tendencia es especialmente marcada. La doctora Plant observó incluso que los jóvenes de menos de 25 años se definen a sí mismos como los "oya yubi sedai", la generación del pulgar, o la tribu del pulgar. Sadie Plant, es autora del estudio y fundadora de la Unidad de Investigaciones sobre Cultura Cibernética en la Universidad Warwick. Plant, que escribió tres libros sobre el impacto social de la tecnología, pasó seis meses recogiendo datos sobre cientos de usuarios de celulares de las ciudades más grandes del mundo, incluidas Londres, Beijing, Chicago y Tokio.

[7] Ignacio Ramonet opinando sobre la influencia de las nuevas tecnologías para el  caso de Cuba recientemente planteó: "Este es un caso especial, porque a causa de factores externos, Cuba no aparece como el país más puntero en materia de tecnologías. Cuba está bloqueada electrónicamente, y por consiguiente no disponen de la tecnología más avanzada. Por ejemplo, la web que tienen es demasiado lenta y frena una inserción realmente masiva. Por razones de no conexión eso es imposible ahora, aunque yo espero puedan conectarse y pueda extenderse, porque evidentemente las nuevas tecnologías son un aporte considerable."




 

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